Transiciones de carrera y despidos: memento mori profesional y rediseño del rol

Publicado el 29/12/2025.
transición de carrera

Hablar de transición de carrera y despidos en clave estoica no es un ejercicio de consuelo superficial. Es, más bien, una invitación a mirar de frente una de las experiencias más desestabilizantes de la vida moderna: la pérdida —voluntaria o forzada— del rol profesional. En sociedades donde el trabajo estructura identidad, estatus y sentido, un despido puede sentirse como una pequeña muerte. Y, desde el estoicismo, eso no es una metáfora exagerada: es una oportunidad para practicar un memento mori profesional.

El trabajo como identidad: un problema antiguo con forma moderna

Aunque solemos pensar que la identificación con el trabajo es un fenómeno contemporáneo, los filósofos antiguos ya advertían el riesgo de confundir lo que hacemos con lo que somos. El ciudadano romano, el soldado, el senador o el comerciante ocupaban roles claros, pero el estoicismo insistía en algo radical: ningún rol es permanente.

Epicteto, que pasó de esclavo a maestro, lo expresó con crudeza: los roles nos son asignados por el destino, pero interpretarlos bien depende de nosotros. Hoy diríamos que el mercado laboral asigna y quita papeles con una velocidad que habría sorprendido incluso a los antiguos.

El despido como memento mori profesional

El memento mori —“recuerda que vas a morir”— no buscaba deprimir al romano, sino despertarlo. Aplicado al trabajo, el despido cumple una función similar: nos recuerda que ningún cargo, contrato o trayectoria es definitiva.

Marco Aurelio, el hombre más poderoso de su tiempo, se repetía a diario que todo es transitorio: prestigio, poder, reconocimiento. Si incluso el emperador debía recordarlo, ¿qué queda para el empleado moderno?

Un despido, visto así, no es solo una pérdida económica. Es una ruptura narrativa:

  • Se quiebra la historia que contábamos sobre nosotros
  • Aparece el miedo al vacío
  • Se cuestiona el valor personal

El estoicismo no niega ese impacto. Lo ordena.

Lo que depende de nosotros… y lo que no, en la transición de carrera

La dicotomía del control es probablemente la herramienta estoica más potente para atravesar una transición de carrera.

No depende de nosotros:

  • Reestructuraciones
  • Decisiones corporativas
  • Crisis económicas
  • Cambios tecnológicos

Sí depende de nosotros:

  • Cómo interpretamos el hecho
  • Qué hacemos con el tiempo posterior
  • Qué habilidades cultivamos
  • Qué narrativa construimos

Aquí la transición de carrera deja de ser solo reactiva y se vuelve activa. Epicteto insistía: no controlamos los acontecimientos, pero sí el uso que hacemos de ellos.

El duelo profesional: permitir la tristeza sin quedarse en ella

Un despido implica duelo. Y negarlo suele empeorar el proceso. Séneca, en Sobre la brevedad de la vida, reconoce que perder algo valioso duele. Lo que critica no es el dolor inicial, sino quedarse a vivir en él.

Desde una perspectiva estoica:

  • Es legítimo sentir tristeza
  • No es útil convertirla en identidad
  • El tiempo debe transformarla en claridad

Este enfoque dialoga muy bien con artículos sobre emociones, adversidad y resiliencia, facilitando enlaces internos de alto valor.

Rediseñar el rol: del “puesto” a la función vital

Uno de los aportes más actuales del estoicismo es ayudarnos a separar:

  • Rol profesional (cargo, empresa, industria)
  • Función vital (qué aporto al mundo, cómo sirvo, qué sé hacer)

Cuando un rol cae, la función puede mantenerse y redefinirse.

Aristóteles, en la Ética a Nicómaco, define la ergon (función) del ser humano no por su ocupación, sino por su capacidad de actuar conforme a la razón y la virtud. Traducido al presente: no sos tu puesto; sos tu capacidad de contribuir bien.

Recomendados:

Transición de carrera como práctica estoica

La transición de carrera no es solo un cambio laboral. Es un entrenamiento filosófico en tiempo real.

Prácticas estoicas aplicables:

  • Premeditatio malorum: anticipar escenarios y reducir el miedo
  • Revisión diaria: qué hice bien hoy en esta nueva etapa
  • Voluntaria incomodidad: aceptar períodos de menor estatus o ingreso

Marco Aurelio veía la vida como una sucesión de roles temporales. Cambiar de carrera, entonces, no es fracasar: es pasar a la siguiente escena.

El peligro de aferrarse al viejo título

Uno de los mayores obstáculos tras un despido es el apego al título perdido:

  • “Yo era gerente”
  • “Yo era especialista en…”

El estoicismo invita a soltar esas etiquetas. Séneca advierte que el prestigio externo es prestado: hoy lo tenés, mañana no. Construir identidad sobre eso es vivir sobre terreno inestable.

Comunidad, redes y humildad: virtudes olvidadas

A diferencia del mito moderno del “self-made man”, el estoicismo es profundamente social. Marco Aurelio lo repite: nacimos para cooperar.

En una transición de carrera:

  • Pedir ayuda no es debilidad
  • Activar redes es racional
  • Aprender de cero es una virtud

Aceptar un rol menor, aprender nuevas habilidades o cambiar de sector puede ser una forma muy concreta de practicar humildad estoica.

Una regla práctica para el lector

Para cerrar, una regla simple y muy citables:

Si tu identidad dependía del puesto, el despido te destruye.
Si tu identidad depende de tu carácter, el despido te redefine.

Conclusión: morir a un rol para vivir mejor

El memento mori profesional no es pesimismo laboral. Es realismo filosófico. Recordar que ningún rol es eterno nos permite:

  • No vivir anestesiados por la rutina
  • Prepararnos para el cambio
  • Rediseñar la carrera con más libertad

La transición de carrera, vista desde el estoicismo, no es un paréntesis incómodo: es una escuela de carácter. Y, como toda escuela exigente, puede doler. Pero también puede formar algo más sólido que un cargo: una vida profesional con sentido.

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