Vamos a comenzar ahora a explorar la posibilidad de que algunos personajes de la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento para los cristianos), hayan demostrado en su comportamiento y actitudes de vida, rasgos de estoicismo.
Por supuesto que este análisis resultará anacrónico, por cuanto la filosofía llega recién a Israel a partir del Siglo IV a.C., con la gran invasión de Alejandro Magno quien incluso, había sido discípulo de Aristóteles. Por lo tanto el estoicismo no había nacido todavía en Grecia, ya que su fundador Zenón de Citio comenzó a difundir sus ideas hacia principios del siglo III a.C.
Por este motivo, es muy importante decir que, hasta la llegada de Alejandro, en Israel no existía Filosofía, en el sentido etimológico del término. Había pensamiento profundo, el que se encuentra plasmado en la Biblia Hebrea por ejemplo, pero no filosofía. Y es por ello también que el estoicismo fue mayormente adoptado por los primeros cristianos, con los que luego se mimetizó y transformó y algunas de cuyas figuras también analizaremos.
Posteriormente, muchos siglos después, aparece nuevamente en filósofos de la talla de René Descartes; Baruj Spinoza; Inmanuel Kant y Víctor Frankl y más recientemente la influencia de personalidades como Ryan Holiday y Massimo Pigliucci, entre otros.
Sin embargo, no caben dudas que ciertos personajes de la Biblia Hebrea, aún sin saberlo el autor de las historias que hablan sobre ellos, poseían rasgos y/o conductas estoicas. Así trataré de demostrarlo a lo largo de éste y otros análisis que realizaré, comenzando ahora por un personaje clave, el Patriarca Abraham.
Antes de comenzar debo aclarar que no es intención de la suscripta, confirmar o desestimar la Fe de ninguna persona; no es mi tarea ni tengo autoridad alguna para hacerlo. Hay quienes consideran que la existencia del Patriarca Abraham es rigurosamente histórica y otros que niegan esa posibilidad, por cuanto no existen sustratos científicos que confirmen la historicidad de esta figura. No voy por ese camino, ni es mi intención de abrir ningún tipo de polémica. Sin embargo, hay algo que no puede negarse por cuanto surge del hecho mismo de que Abraham se encuentre incluido en el texto bíblico: es un personaje literario. Y como tal lo analizaré.
El relato de Abraham comienza en Génesis 11:31, cuando simplemente en el marco de la genealogía de este personaje, se nos indica que: “Téraj tomó a su hijo Abram, a su nieto Lot, el hijo de Harán, y a su nuera Saray, la mujer de su hijo Abram, y salieron juntos de Ur de los caldeos, para dirigirse a Canaán. Llegados a Jarán, se establecieron allí. 32 Fueron los días de Téraj doscientos cinco años, y murió en Jarán. (Génesis 11,26-32 [Biblia Católica Online])
En el capítulo y versículo inmediatamente siguientes se nos dice que: “1 Yahveh dijo a Abram: «Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré. 2 De ti haré una nación grande y te bendeciré. Engrandeceré tu nombre; y sé tú una bendición. 3 Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te maldigan. Por ti se bendecirán todos los linajes de la tierra. 4. Marchó, pues, Abram, como se lo había dicho Yahveh, y con él marchó Lot. Tenía Abram 75 años cuando salió de Jarán.” Génesis 12 [Biblia Católica Online])
Quiere decirse entonces que Abraham fue dos veces, en principio, sacado de la tierra donde se encontraba, donde tenía su pequeña familia, la que afortunadamente pudo llevar consigo y, a pesar que la Biblia no lo dice, se presume que se encontraría realizando sus actividades habituales. ¿Cuáles eran éstas? Según algunos historiadores suponen, la salida de esta familia reflejaría el movimiento de las tribus nómades de origen amorreo dedicadas al pastoreo en la región desde finales del tercer milenio y comienzos del segundo milenio a.e.c.
El texto no dice por qué, pero debe haber alguna razón por la cual Téraj (recordemos, padre de Abraham) se moviliza y entonces una posibilidad sería entenderlo como una tradición antigua que habla de este movimiento de grupos de pastores, de un lugar hacia otro buscando mejores lugares de pastoreo.
Otra parte de la exégesis más tardía sin embargo, así como algunos textos apócrifos, sitúan a Téraj como sacerdote en la ciudad de Ur, al sur de la Mesopotamia, con lo cual podríamos deducir que la vida de Abraham, siempre a tenor de estas interpretaciones, no sería nómada sino por el contrario, se encontraría afincado donde su padre.
Y a pesar de que su consentimiento nunca fue solicitado, en ninguno de los dos casos, Abraham parece no haber ofrecido ningún tipo de resistencia. Mucho menos por supuesto, cuando el que le indica que debe marcharse, dejando su país, la casa de su padre y caminar hacia la tierra que le mostraría, es Dios.
Por el contrario, Abraham acepta su destino y su suerte frente a una orden que no sólo modificaba el contexto donde viviría sino también todo su sistema de creencias, porque no debemos olvidar que este personaje venía de una sociedad con cosmovisión politeísta y sin objetar absolutamente nada, sin preguntar ni siquiera a Dios por qué motivo lo elegía a él, tal como lo haría muchos años más tarde el propio Moisés cuando su Dios se le presenta en medio de la zarza que no se consumía con el fuego, Abraham digo no interroga a Dios, no pregunta cuál sería su nueva misión, de qué viviría, sino que simplemente toma nuevamente su familia, se levanta y se va. Recordando en este sentido los primeros versículos de Génesis en los que Dios crea el universo, donde con sólo utilizar la palabra (el logos) para decir: “hágase el día y la noche…” en forma inmediata el día y la noche fueron creados.
Aquí Abraham nos demuestra no sólo una obediencia suprema al Creador, lo que lleva a pensar que tal vez, ya se le había manifestado con anterioridad, aún estando en Mesopotamia (cuestión que no es necesario relatar aquí), sino una de las virtudes estoicas más importantes: la templanza, la aceptación de lo que sucede sobre todo cuando no se puede -o no se debe- manifestar oposición; cuando la tarea que se le pide no puede ser cuestionada ni objetada, aún si no forma parte del proyecto de vida del Patriarca o resulta extraña a su condición.
Y si las circunstancias que lo rodean no pueden ser modificadas, lo que debe cambiar es su actitud frente a ellas. La idea del “amor fati”, de abrazar lo que ocurre, vivenciarlo tal como nos es dado y llevarlo delante de la forma más perfecta que podamos, en el caso de Abraham confiando en que Yahveh, su Dios, lo conduciría por el mejor camino para cumplir el plan divino. Es cierto que Yahveh le manifiesta que lo compensaría con innumerables bendiciones pero en los hechos, y en el momento en que recibe la orden de marcharse, no tenía ninguna prueba de que ello ocurriría finalmente.
Dice al respecto el Dr. Adolfo D. Roitman, Curador Emérito de los Rollos del Mar Muerto y Director Emérito del Santuario del Libro del Museo de Israel, en Masterclass brindada en Instituto Shalem, en el mes de marzo de 2023 en el marco de un ciclo de Masterclass denominado: “De Eva a Salomón: Luces y sombras de los antepasados de Israel” que: “El historiador judío Flavio Josefo (su nombre original hebreo era Yosef ben Matityahu), jerosolimitano y de origen sacerdotal, vivió en la segunda mitad del siglo I e.c. …..Su justificada fama se debió a sus escritos históricos, pero menos conocido es el hecho de que Josefo fue también un exégeta de las Escrituras, al parafrasear las historias bíblicas en su libro monumental Antigüedades Judías. ……Veamos específicamente, cómo Josefo presentó los orígenes de Abraham, presentando una elaborada versión de sus primeros años: [Era un hombre muy inteligente, entendía todas las cosas y sabía convencer a los que lo escuchaban, y no se equivocaba en sus opiniones. Por eso comenzó a concebir una idea más elevada de la virtud que los demás hombres, y resolvió cambiar la noción que en aquel entonces tenían acerca de Dios: porque él fue el primero en declarar que hay un solo Dios, creador del universo; y que si los demás seres contribuían en algo a la felicidad de los hombres, lo hacían en virtud del papel que tenían señalado por disposición divina y no por su propio poder. Estas opiniones le fueron inspiradas por los fenómenos naturales que observaba en la tierra y en el mar, como también en el sol, la luna y los demás cuerpos celestes….. Cuando los caldeos y otros pobladores de la Mesopotamia se levantaron contra él por sus doctrinas, creyó conveniente abandonar la región. Y por orden y con la ayuda de Dios fue a vivir a la tierra de Canaán, donde una vez instalado erigió un altar y ofreció un sacrificio a Dios. (Antigüedades Judías I, vii, 1 [Farré]]. Abraham es presentado aquí como un verdadero innovador en el campo del pensamiento religioso…….Sin embargo, Josefo dio un paso más adelante al presentar a Abraham como un verdadero filósofo autodidacta del tipo griego con las cualidades propias del mismo, como ser: su capacidad retórica y su habilidad para pensar de manera correcta. (Sobre este asunto, cf. L. Feldman, «Abraham the Greek Philosopher in Josephus», TAPA, 1968, 99:143-56.)”.
El máximo rasgo de estoicismo que podemos encontrar en Abraham, lo tenemos en Génesis 22, cuando su Dios le pide el sacrificio de su hijo unigénito de su esposa Sara, al que llamaron Isaac. Cuando Yahveh Dios de Abraham se le revela y le pide que en prueba de su fe, le ofrezca en sacrificio a su hijo, Abraham ni siquiera pregunta; simplemente toma un par de siervos, un asno, parte la leña para el sacrificio, lleva a su hijo Isaac y se pone en camino hacia el lugar donde Dios le había indicado. La Biblia Hebrea desarrolla todo el episodio del sacrificio, pero lo importante para nosotros es la obediencia absoluta de Abraham, nuevamente la resiliencia de sobreponerse a un acto tan terrible como es el de dar muerte a su propio hijo, en función de las prácticas que ya se usaban en la región, pero fundamentalmente ante un mandato que no podía desobedecer, ya que se lo había instruido su propio Dios.
Dicen Robert Graves y Raphael Patai en su obra: “Los mitos hebreos”: “El sacrificio frustrado de Isaac muestra la absoluta obediencia a Dios por parte de Abraham y la misericordia divina al renunciar a los ‘preceptos que no eran buenos’ en reconocimiento de esa obediencia. No obstante, Isaac ya no era un niño, sino un muchacho capaz de acarrear una pesada carga de leña (lo cual muestra también un acto estoico por parte de Isaac, al que me referiré en otra ocasión) y Abraham lo redimió con un carnero….” el que, por gracia divina, apareció en el lugar.
También Flavio Josefo se refiere a este tema y tal como se indica en “Estoicismo judío: análisis de la influencia estoica en el pensamiento judeocristiano” del 1 de octubre de 2008 en Artículos , Cristianismo , D. FILOSOFÍA , F. RELIGIÓN , Judaísmo , Estoicismo: “La primera evidencia propuesta de las inclinaciones estoicas de Josefo se encuentra en su corrección del intento de Abraham de sacrificar a Isaac. Sabiendo que su público estoico consideraría desfavorable actuar con fe ciega, Josefo corrige su relato de la historia, retratando a Abraham “bajo la apariencia de una especie de filósofo estoico, que razona que ‘todo lo que le sucedió a sus predilectos’ fue ordenado por su providencia ( προνοιασ ) ( Ant 1.225)” (Felman 194). La palabra griega προνοι [2] es en sí misma un término estoico, que Josefo usa más de 74 veces en la primera mitad de Antigüedades (Felman 194)”.
Pero lo que queda de manifiesto, como dije anteriormente, es la virtud de la templanza y de la resiliencia en Abraham. Resiliencia es la capacidad de superar lo imposible. No es sólo una cualidad vaga que algunos tienen y otros no. Es una arquitectura interna que puede construirse, entrenarse y reforzarse como un músculo invisible. La psicología ha trazado perfiles de individuos que tras perderlo todo, desarrollaron más profundidad, más compasión y más claridad que nunca antes. Afrontar la adversidad no es improvisar, es aplicar estrategias específicas. La visualización de escenarios futuros positivos no es sólo motivacional, tiene efectos reales sobre la actividad del cerebro. El uso de la escritura expresiva por ejemplo, ha demostrado reducir síntomas de estrés postraumático y no estoy hablando de teorías abstractas, sino de ciencia aplicada a la mente.
Es cierto que volviendo unos capítulos más atrás, Génesis 12 muestra a un Abraham problemático para la exégesis, por cuanto relata que siendo que en Canaán donde se había asentado (la tierra prometida), sobrevino una gran hambruna y enterado de que en Egipto había granos, marchó con Sara y su familia hacia dicho país. O sea que por tercera vez debe desarraigarse de la tierra donde vivía y obsérvese que en este peregrinar, hace un recorrido muy extenso e incluso, peligroso, ya que se traslada desde el sur de Mesopotamia hasta inmediaciones del delta del Nilo en Egipto.
Pero allí no tiene un comportamiento loable, sino que más bien se lo presenta como una persona mentirosa y egoísta (hace pasar a su esposa como su hermana y con ello consigue los favores de Faraón), preocupándose únicamente por lograr riqueza, conductas todas éstas, impropias de quien se convirtiera en el Padre de la Nación hebrea. Y el relato resultó tan problemático que los redactores bíblicos debieron reconfigurarlo íntegramente en Génesis 20. (Se recomienda la lectura de todos los textos bíblicos que se indican para comprender el tenor de la personalidad de Abraham y el contexto en el que se manifiesta).
Pero, en definitiva y tal como indica el Dr. Adolfo Roitman en su obra: “Biblia, Exégesis y Religión”, Ed. Verbo Divino, pág.29: “…Otra respuesta, sin embargo, podría ser de corte ideológico. Según esta explicación alternativa, el propósito del autor antiguo al presentar al patriarca de Israel como un gran hombre de fe, y al mismo tiempo como una persona egoísta e insensible, habría sido comunicarnos de manera sutil e indirecta una lección profunda sobre la naturaleza del hombre, a saber: que no hay hombres perfectos e impolutos. Incluso un gigante de la fe como Abraham podía caer presa de su egoísmo y comportarse mezquinamente. Como afirmaba el biblista Uriel Simon: ‘La grandeza de Abraham no está en la falta de carácter, sino en la lucha constante por superar sus debilidades y limitaciones’. De acuerdo a esta enseñanza pues, los hombres bíblicos son héroes no por llevar una vida angelical, sino antes bien, por tratar de ser absolutamente humanos en una realidad compleja y desafiante….”
Como puede verse entonces, dos disciplinas que parecen tan disímiles, como la Filosofía y la Exégesis Bíblica, se entrelazan inexorablemente, puesto que los redactores del texto bíblico, en definitiva eran hombres que vivían en contextos diversos y, recogiendo las historias de sus antepasados fueron conformando un Libro que se ha convertido en un verdadero best seller de la literatura universal. Y por supuesto, en los personajes que encontramos a lo largo del recorrido del Antiguo y Nuevo Testamentos, encontraremos seres humanos, míticos o no, que a la postre, no diferirán tanto en sus comportamientos con los hombres de hoy día. Y de esta manera, podremos ir armando un pequeño rompecabezas en el que, como iremos viendo, la filosofía estoica se encontrará siempre presente.
Recursos consultados:
1.- “Estoicismo judío: análisis de la influencia estoica en el pensamiento judeocristiano”
2.- Greves Robert y Raphael Patai – “Los mitos hebreos”
3.- Roitman Adolfo Daniel – Ciclo de Masterclass: “De Eva a Salomón: Luces y sombras de los antepasados de Israel”
4.- Roitman Adolfo Daniel – “Biblia, Exégesis y Religión”