El estoicismo, con su rica herencia filosófica, nos ofrece una brújula moral para navegar por la vida. En el corazón de esta filosofía yacen las virtudes cardinales: sabiduría, templanza, justicia y coraje. Estas no son meras palabras, sino principios activos que pueden guiar nuestras acciones diarias hacia una existencia más plena y significativa. A continuación, exploraremos cada una de estas virtudes y cómo aplicarlas en la vida.
Sabiduría práctica
La sabiduría, en el estoicismo, es el conocimiento de lo que es bueno, lo que es malo y lo que es indiferente. No se trata de una erudición libresca, sino de una inteligencia práctica que nos ayuda a tomar decisiones acertadas en la vida cotidiana. En la era digital, la sabiduría práctica podría significar reconocer la importancia de desconectarnos de la tecnología para reconectar con nosotros mismos y con los demás, discerniendo entre la información útil y el ruido distractor, teniendo un momento para reflexionar.
Por otro lado, la base del planteo es preguntarse: ¿esto que voy a hacer o estoy pensando mejora la polis humana (la sociedad)? ¿me mejora a mí como persona? Si la respuesta es “no”, pues un pensamiento sabio para los estoicos sería no hacerlo o no pensarlo (o aunque sea intentar)
Templanza: el arte de querer lo suficiente
La templanza es el equilibrio, el autocontrol frente a los deseos y placeres. No implica una negación de estos, sino disfrutarlos con moderación y en armonía con nuestra naturaleza racional. En nuestro mundo de consumo excesivo, la templanza nos invita a cuestionar nuestras necesidades reales versus los deseos creados por la sociedad, promoviendo un estilo de vida más sostenible y consciente.
“Es es rico quién más tiene, sino el que menos necesita” reza el refrán y en la lógica estoica esa es la clave. El problema reside en poder ponerlo en práctica y para eso sueñen haber una serie de ejercicios.
-Uno lo menciona Massimo Pigliucci en la entrevista enlazada y es visitar un día todos los comercios de un shopping y no comprar nada. Para reflexionar sobre todas las cosas que nos gustan, pero que no necesitamos.
-Otro es el de ayunar, al menos a mí me sirve, y en parte es para tener gratitud porque puedo no comer porque quiero y no porque no tengo comida. Pero a su vez sirve para controlar el humor por no comer que a muchas personas les pasa.
Justicia: la conexión con los demás
La justicia estoica se centra en el bienestar de la comunidad y en tratar a los demás con equidad, dignidad y respeto. Se extiende más allá del ámbito legal para abrazar una ética de empatía y compasión. En la sociedad actual, practicar la justicia puede significar desde actuar con integridad en nuestras relaciones hasta comprometernos con causas sociales, buscando siempre el mayor bien para la mayor cantidad de personas.
En palabras de Marco Aurelio sería: “Si no es bueno para la colmena, no es bueno para la abeja”.
Coraje: la valentía de vivir conforme a nuestros principios
El coraje estoico no se limita a la valentía física, sino que incluye la fortaleza mental para enfrentar las adversidades, las incertidumbres y los miedos. Es el coraje de vivir de acuerdo con nuestras convicciones, incluso cuando esto suponga ir contra la corriente. En un mundo que a menudo premia la conformidad, el coraje nos desafía a mantenernos fieles a nosotros mismos y a nuestros valores.
Integrando las virtudes cardinales del estoicismo en la vida
Las virtudes cardinales estoicas ofrecen un marco para el automejoramiento y la realización personal. No se trata de alcanzar la perfección, sino de esforzarse por vivir de manera coherente con estos principios. Esto puede manifestarse en actos simples como tomar decisiones más conscientes, actuar con amabilidad y comprensión hacia los demás, y enfrentar los desafíos con resiliencia y optimismo.
Las virtudes cardinales del estoicismo no son meras ideas abstractas, sino herramientas prácticas para el desarrollo personal y la mejora de nuestras vidas y las de quienes nos rodean. Al cultivar la sabiduría, la templanza, la justicia y el coraje, podemos aspirar a una vida no solo más equilibrada y plena, sino también más en armonía con el mundo que nos rodea. Este enfoque estoico nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y a buscar siempre el crecimiento personal a través de una vida virtuosa.