Siguiendo la serie sobre liderazgo estoico, hoy me propongo establecer algunos elementos complementarios a la idea de liderar y ser estoico.
La riqueza, el poder y mandar sobre otros son algunas de las situaciones que se nos pueden presentar durante la vida y estas no fueron ajenas a los estoicos. Quizá Marco Aurelio, emperador de Roma, sea el máximo exponente de un estoico expuesto a esos beneficios/cargas y pensar en él nos puede ayudar a ser mejores personas y líderes.
Para este artículo propongo algunos enfoques estoicos apoyados en el augusto emperador y ciertas maneras de aplicarlo en el día a día, quizá muy generales, pero que entiendo pueden ser ejemplificativas.
La empatía racional: liderazgo estoico para conectar con los demás
Los estoicos enfatizan la importancia de entender y conectar con las emociones de los demás, sin dejarse arrastrar por ellas. En un entorno de liderazgo, esto significa escuchar activamente y validar las preocupaciones del equipo, manteniendo al mismo tiempo una perspectiva lógica y objetiva.
Un líder puede practicar esto siendo accesible y receptivo, pero también estableciendo límites claros y manteniendo las decisiones alineadas con los objetivos y valores organizacionales.
La base de todo liderazgo estoico es entender muy claramente qué está en nuestras manos y qué no. Siempre tenemos que tener esto en claro, porque en caso de no hacerlo también vamos a querer resolver nosotros (o cargar a nuestros equipos) con problemas que o no son nuestros o no se pueden resolver, por lo que solo generaremos frustración.
Liderar con flexibilidad: la doctrina del “Fatum” (Destino) Estoico
La aceptación del destino, o “Amor Fati”, es una doctrina estoica clave. Significa abrazar lo que la vida nos trae, incluyendo los desafíos. Para un líder, esto se traduce en adaptarse a circunstancias cambiantes con una actitud positiva y proactiva.
En la práctica, esto podría significar adaptarse rápidamente a los cambios del mercado, aceptar los contratiempos como oportunidades de aprendizaje y fomentar un ambiente donde el cambio es visto como una constante y no como una amenaza.
El líder estoico y el manejo del fracaso
El estoicismo enseña que no somos dueños de los resultados, sino solo de nuestros esfuerzos y actitudes. Un líder estoico, entonces, ve el fracaso no como un revés personal, sino como una oportunidad para crecer y mejorar.
Esto puede manifestarse en una cultura organizacional que celebra la experimentación y el aprendizaje continuo, en lugar de castigar los errores, más allá que en la práctica los jefes suelen tomar una actitud de dividir la responsabilidad ante sus propios jefes. Pero por algo son jefes y no líderes.
Transparencia y honestidad: virtudes claves del liderazgo estoico
La transparencia y la honestidad son fundamentales en el estoicismo, que valora la virtud y la integridad. Un líder estoico se esfuerza por ser abierto y sincero en todas sus interacciones y decisiones.
Esto incluye comunicar las decisiones y sus razones de manera clara, admitir los propios errores y ser honesto sobre los desafíos y limitaciones, tanto personales como organizacionales.
Autocuidado y autorreflexión: pilares de un liderazgo estoico
La autorreflexión diaria es una práctica estoica que ayuda a mantener el equilibrio y la perspectiva. Para un líder, esto significa tomarse el tiempo para reflexionar sobre sus acciones y decisiones, y cómo estas se alinean con sus valores y los de la organización.
El autocuidado es también crucial. Un líder estoico entiende que para cuidar de otros, primero debe cuidar de sí mismo. Esto podría incluir prácticas como la meditación, el ejercicio regular y asegurarse de tener tiempo de calidad fuera del trabajo.