En un mundo que cambia rápidamente, los líderes se enfrentan a desafíos sin precedentes. La antigua filosofía del estoicismo, sorprendentemente, ofrece herramientas y principios estoicos que son relevantes para el liderazgo contemporáneo. En este artículo voy a dar mi visión de algunas formas de utilizar la sabiduría estoica en nuestras prácticas de liderazgo actuales.
Controlar lo que está en nuestras manos
El estoicismo enseña la importancia de diferenciar entre lo que podemos y no podemos controlar. Para un líder, esto significa enfocarse en la influencia directa: las decisiones propias, la gestión de recursos y la forma de comunicarse con el equipo.
Por ejemplo, si un proyecto se enfrenta a retrasos debido a factores externos, un líder estoico se concentraría en reorganizar los recursos disponibles y en mantener la moral del equipo alta, en lugar de perder tiempo lamentándose por las circunstancias adversas.
La virtud es la mayor excelencia
La virtud, en el estoicismo, es sinónimo de excelencia moral. Un líder estoico busca actuar con integridad y justicia, priorizando siempre el bienestar colectivo.
Cuando se presenta una decisión difícil en la empresa, un líder estoico evaluaría las opciones no solo basándose en los beneficios económicos, sino también en el impacto ético y social de dichas decisiones.
Si para llegar a un objetivo hay que “cansar al equipo” ¿qué impide que ese equipo busque en otro lugar desafíos más razonables? Las “injusticias” no son elementos del liderazgo estoico.
Mantener una perspectiva objetiva
Mantener la calma y una perspectiva objetiva es esencial en el estoicismo. Para un líder, esto significa evitar reacciones impulsivas y considerar los desafíos desde múltiples ángulos.
Ante un conflicto en el equipo, un líder estoico buscaría entender todos los puntos de vista antes de tomar una decisión, evitando así el favoritismo y la parcialidad.
Resiliencia en la adversidad
El estoicismo ve los obstáculos como oportunidades de crecimiento. Un líder resiliente utiliza los desafíos para fortalecer al equipo y desarrollar nuevas estrategias.
Frente a una crisis económica, un líder estoico podría ver esto como una oportunidad para innovar en procesos y productos, adaptándose así a las nuevas condiciones del mercado.
Servir y contribuir, dos principios estoicos
Finalmente, el estoicismo aboga por servir a los demás y contribuir al bien mayor. Esto significa que el liderazgo va más allá de los logros individuales o empresariales.
Un líder puede implementar programas de responsabilidad social empresarial que benefician tanto a la comunidad como a la empresa, demostrando así un compromiso con el bienestar social, pero primero debe creer en ese compromiso.
Adoptar estos principios estoicos en el liderazgo no solo mejora la eficacia y la toma de decisiones, si no que también promueve un entorno de trabajo ético y sostenible. Al integrar la sabiduría estoica en nuestras prácticas de liderazgo, podemos crear un impacto positivo duradero tanto en nuestras organizaciones como en la sociedad.