A menudo nos enfrentamos a situaciones que escapan a nuestro control. En lugar de quedarnos atrapados en la frustración, podemos aprender uno de los principios estoicos: aceptar estas circunstancias con serenidad y sabiduría. Veamos cómo el estoicismo, más allá de su rica historia, nos ofrece herramientas prácticas para ello.
Técnicas estoicas para manejar lo inevitable
Diferenciación activa entre control y no control
Toma un momento para analizar las situaciones que enfrentas. Pregúntate: “¿Esto está bajo mi control?”. Si la respuesta es no, dirige tu energía a cómo puedes adaptarte y responder de manera constructiva. Esta es quizá la base del estoicismo práctico: entender que hay cosas que no podemos ni controlar ni cambiar, aceptarlas y responder con cosas que sí podemos cambiar o adaptar.
Hay un derivado de este principio que es muy popular entre los que sufren adicciones y quieren combatirlas, la denominada Plegaria de la Serenidad.
Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia.
Plegaria de la Serenidad
Voy a mencionar dos ejemplos para que podamos verlo en práctica: el primero es cuando queremos tomar el transporte público o vamos manejando y se retrasa el colectivo o hay mucho tráfico. ¿Podemos hacer algo al respecto? Pues solo no viajar, por ende si lo que queremos o necesitamos es movernos debemos aceptar que estas cosas pasan y adaptarnos. Sufrir o tener ansiedad no va a hacer que el transporte llegue antes…
Es más, hace 150 o 200 años (nada en términos históricos) posiblemente ese mismo recorrido lo hubiéramos tenido que hacer a caballo, carreta o caminando. Esperar 10 minutos o demorarnos una hora de más por el tránsito no es nada en comparación.
La segunda es mucho más dura y en el sitio lo trataremos en más detalle, pero traigo el tema ahora para practicar la aceptación y también es uno de los principios estoicos más importantes: la persona que más amas en el mundo va a morir. Tu vas a morir. Puede ser que aunque lo sepas bien, no quieras pensar en el tema. Pero no pensarlo no lo evitará. Que no quieras, te angusties, llores o sufras no evitará que todos mueran. Ahora bien, superado el drama: ¿qué estás haciendo con esta información? ¿Le dices a tus amados que los amas? ¿Eres bueno con los que sufren? ¿Justo en vida y equilibrado para que cuando no estés el mundo sea un lugar mejor?
Reflexión diaria para fomentar la aceptación
Dedica unos minutos cada día a reflexionar sobre los eventos y tus reacciones. Considera cómo la aceptación puede transformar tu enfoque. La escritura de un diario puede ser una herramienta útil aquí. La idea es en base identificar qué nos lastima, en qué somos fuertes, cómo mejoramos el mundo o la vida de las personas que nos rodean y cómo podemos evitar que la ira o el odio dominen nuestras vidas. Si hay patrones o conductas que repetimos: como enojarnos porque el tren llega tarde, llevar un control de estos momentos e intentar cambiarlos va a mejorar nuestra vida.
Práctica de la perspectiva objetiva
Cuando te enfrentes a un reto, intenta verlo desde una perspectiva externa, como si no te involucrara directamente. Este principio estoico puede ayudarte a reducir la carga emocional y a encontrar soluciones más efectivas. A mí me funciona mucho pensar “¿qué haría xxx en esta situación?”. A veces pienso en mi padre, otras en Marco Aurelio, otras en Séneca, otras en mi abuelo, otras en algún referente de mi profesión. Y para poder hacerlo del todo hay que tener en claro lo siguiente: quizá su solución no va a ser la mejor para nosotros, a veces nosotros vamos a “perder” por tomar la “mejor decisión”. Pero, y ahora cito a Dumbledore: “… Deberemos elegir entre lo que es correcto y lo que es fácil”.
Visualización preparatoria
Quizá en este punto haya mucho hate, porque está muy de moda la visualización positiva y “el poder de la mente” que puede apoyarse fuerte en los cambios de actitud que se reflejan en alguien que pone como objetivo obtener algo y trabaja para eso. Pero dentro de los principios estoicos lo que se busca es prepararse para lo peor, no deseándolo, mas sí estando prevenido.
Imagina posibles desafíos futuros y cómo podrías responder a ellos con serenidad y aceptación. Esta técnica, conocida como “premeditación de los males”, fortalece la resiliencia mental. Es un equivalente a los botes salvavidas.
Ejercicio de Gratitud
Enfócate en lo que tienes, en lugar de en lo que te falta. Practicar la gratitud diariamente es otro de los principios estoicos que pueden aumentar tu capacidad de aceptación y bienestar emocional. Este tipo de ejercicios es el que más se saca de contexto, porque parece que es un sufrimiento y no funciona así.
Por ejemplo, sigo con gustos personales, a mí me sirve el ayuno para practicar la gratitud. ¿Cómo? Capaz que paso 12 o 14 horas sin comer nada, solo tomando agua y antes de volver a comer pienso: “Que afortunado soy de poder elegir cuándo comer y cuándo no”. Similar pasa con el agua fría en las duchas, cada tanto me baño con agua fría y pienso: “Qué afortunado soy de poder tener tantas facilidades”.
La gratitud funciona en muchos niveles, cuando un tornado azotó mi ciudad hace unas semanas, estuve 7 días sin luz ni agua de red y me bañé más de una vez con agua calentada en una olla. Ahí, a oscuras, también di las gracias porque no es mi “normalidad” y que esos ejercicios hacían que ese mal momento (vecinos la pasaron mucho peor) no fuera intolerable.
Espero que estas técnicas, muy básicas, sirvan para prepararte para grandes desafíos o para combatir las frustraciones diarias. El estoicismo, entre otras cosas, nos enseña que la verdadera aceptación es un acto de empoderamiento. Al aceptar lo que no podemos cambiar y trabajar activamente en lo que sí podemos, abrimos un camino hacia una vida más armoniosa y satisfactoria.