Soltar para sanar: el poder estoico de dejar ir y abrirse a lo nuevo

Publicado el 05/05/2025.
soltar

Hay una antigua enseñanza estoica que resuena con fuerza en nuestros tiempos: “No nos perturba lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede”, atribuida a Epicteto. En esa lógica, cuando nos aferramos a algo —una expectativa, una relación, un proyecto fallido—, muchas veces lo que realmente nos lastima no es la situación en sí, sino la historia que construimos alrededor de ella. Ahí es donde entra el principio que da título a este ensayo: soltar para sanar.

Soltar no significa resignarse, ni tampoco olvidar. Significa aceptar que hay cosas fuera de nuestro control, y que insistir en sostener lo insostenible solo agudiza nuestro sufrimiento. Desde la mirada estoica, aprender a soltar es una forma de ejercitar la sabiduría práctica (phronesis), y una vía directa hacia la tranquilidad del alma (ataraxia).

1. ¿Qué significa realmente soltar?

En la cultura contemporánea, “soltar” suele asociarse a debilidad o pérdida. Pero el estoicismo le da otro significado: soltar es un acto de fortaleza. Según Marco Aurelio, en sus Meditaciones, “Acepta todo lo que venga tejido en el patrón de tu destino, porque ¿qué podría ser más adecuado para tus necesidades?”. Esta aceptación activa —no pasiva ni sumisa— es la base para el desapego saludable.

Soltar es dejar espacio. Cuando uno suelta, no queda vacío, sino disponible. Lo nuevo no puede entrar si seguimos ocupando nuestro presente con lo viejo. Lo mismo ocurre con nuestros pensamientos: si seguimos rumiando lo que fue o lo que debería haber sido, cerramos la puerta a lo que puede ser.

2. La sabiduría del desapego

El concepto de apatheia estoica —malinterpretado como “no sentir”— en realidad se refiere a la libertad interior frente a las pasiones desordenadas, aquellas que nos arrastran como tormentas internas. En palabras modernas: desapegarse no es dejar de amar, sino amar sin aferrarse al resultado.

3. Soltar en la práctica: ejemplos cotidianos

Una relación que ya no funciona. Insistir por miedo a la soledad nos encadena. Soltar es abrirse a la posibilidad de relaciones más auténticas.

Un trabajo que te consume. Soltarlo —cuando es posible— implica confiar en tu capacidad para reinventarte, y dejar de ser esclavo del miedo.

Una identidad que ya no te representa. A veces nos apegamos a una imagen de nosotros mismos que nos da seguridad, pero nos limita. Soltar esa máscara es empezar a vivir con más verdad.

Cada uno de estos casos puede ser trabajado con técnicas que el estoicismo comparte con prácticas modernas como la terapia cognitivo-conductual. Por ejemplo, la visualización negativa (premeditatio malorum) ayuda a enfrentar el miedo a soltar anticipando racionalmente los peores escenarios —y dándose cuenta de que quizás no son tan terribles como parecen.

4. El vínculo con la tecnología: aprender a soltar en la era digital

En tiempos donde la hiperconectividad nos mantiene atrapados a notificaciones, expectativas ajenas y comparaciones constantes, soltar es también un acto de rebeldía digital. ¿Qué pasaría si soltaras tu necesidad de estar siempre disponible? ¿Si dejaras de verificar compulsivamente tus redes?

La práctica estoica de comenzar el día con una intención clara puede ayudarte. Una herramienta útil aquí es el journaling matutino, como propone Holiday en su libro “The Daily Stoic Journal”. Anotar qué cosas elegirás no controlar hoy es un pequeño acto de libertad interior.

5. ¿Qué surge cuando soltamos?

Lo hermoso de soltar es que no sólo alivia, sino que transforma. Cuando dejamos de luchar contra lo inevitable, empieza a surgir algo inesperado: paz, creatividad, sentido de dirección. Viktor Frankl, psiquiatra y autor de El hombre en busca de sentido, no era estoico, pero su mensaje resuena con el estoicismo: “Entre el estímulo y la respuesta, hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder para elegir nuestra respuesta”.

Ese espacio aparece cuando soltamos. Y en ese espacio pueden germinar nuevas oportunidades, relaciones, versiones de uno mismo. No es magia. Es práctica. Es filosofía aplicada.

6. Recursos recomendados para profundizar

Además, en estoicismo.ar puedes encontrar artículos complementarios sobre la dicotomía del control, journaling estoico, y desapego consciente.

7. Cierre: Soltar como filosofía de vida

No hace falta que esperes una crisis para aprender a soltar. Puedes comenzar hoy, con pequeñas decisiones: no responder ese mensaje que te altera, no controlar la opinión de otros, no forzar lo que ya no fluye. Como enseñó Séneca: “Aquel que suelta el timón no puede culpar al mar”.

Soltar no es perder. Es permitir que lo nuevo —y muchas veces lo mejor— tenga espacio para llegar. Es confiar en que lo esencial permanece, incluso cuando lo superfluo se va. Y es también un acto de amor propio: hacia quien fuiste, hacia quien eres, y hacia quien estás en camino de ser.

Transparencia ante todo 🛍️
Algunos de los enlaces en este artículo son de afiliados. Esto significa que, si haces una compra a través de ellos, puedo ganar una comisión sin costo adicional para ti.
En calidad de Afiliado de Amazon, obtengo ingresos por las compras adscritas que cumplen los requisitos aplicables.